En el populoso barrio limeño de Barrios Altos se encuentra el
Presbítero Maestro de Lima, uno de los cementerios más antiguos de América Latina, construido en 1808 por el sacerdote, arquitecto, escultor y pintor español Matías Maestro.
Pues bien, este cementerio es conocido por tener entre sus 766 mausoleos los cuerpos de diversos presidentes, héroes y afamados escritores y artistas del Perú. Entre ellos destacan los féretros de intelectuales y escritores como José Santos Chocano, Abraham Valdelomar, Ciro Alegría, Ricardo Palma o José Carlos Mariátegui, célebres héroes nacionales como Alfonso Ugarte, Miguel Grau, Andrés Avelino Cáceres y Francisco Bolognesi y de ex presidentes como el caso de Manuel Pardo y Ramón Castilla.
Sin embargo, y pese a las ilustres memorias que se guardan en cada una de las avenidas y plazuelas del cementerio, el mausoleo que cada día está ganando más adeptos, visitantes y adoraciones, es la del llamado niño Ricardito, personaje que la imaginería popular ya ha convertido en santo.
Lo que se sabe del niño Ricardito es que su nombre completo era
Ricardito Espiell Barrionuevo, y que falleció cuando tenía siete años de edad y que fue su padre, un secretario del ex mandatario Manuel Pardo, quien decidió hacerle una estatua en su honor en el pabellón de párvulos del camposanto.
Sin embargo, nadie sabe por qué o cómo fue que comenzó a surgir el mito de la santidad del niño, lo cierto es que hoy en día decenas de personas ingresan semanalmente por la puerta cuatro del cementerio para acercarse a la cripta de Ricardito, algunos para dejarle alguna carta contándole en ella sus pesares y pidiéndoles por un
milagro, y otros, para dejarle diversos tipo de juguetes, como una manera de agradecimiento por los favores que supuestamente fueron concedidos.
Entre los pedidos más comunes a este
Santo popular, están aquellos vinculados con la economía y el trabajo, debido a ello, Ricardito es conocido también como el Santo de los “Cachuelos” o el de los trabajos temporales.
Sea como fuere y si bien no es el primer caso en el Perú en que los ciudadanos deciden tener sus propios Santos fuera de los designios de la Iglesia Católica (tenemos el de Sarita Colonia), lo cierto es que en estos tiempos de crisis económica
el niño Ricardito cada día tiene más adeptos y su fama está llegando incluso a sobrepasar los límites de la capital para ser reconocido en ciudades de nuestra sierra y selva.